Los arboles crecen en la dirección del sol, cada uno de una forma un poco diferente al resto. Las diferencias naturales, el azar, la imprevisibilidad obvia y lo que puede parecer imperfección… todo eso da al observador entendido la impresión de estar tratando directamente con la “autentica” naturaleza y su calidez y sensación tranquilizadora. Es la historia sobre como el viento, la lluvia, el frio y el calor se unen al efecto de distintos animalillos y otros sucesos naturales para dar a la madera un carácter individual, especial y único.

Los suelos de madera reflejan toda la gran riqueza que se ha creado durante siglos de historia. El trabajo artesanal realizado por la mano del hombre con la sabiduría de antaño, utilizando herramientas, productos y técnicas recuperadas hoy para hacer de cada tabla una pieza única e irrepetible. Al veteado de la madera, siempre diferente, hay que añadirle unos tratamientos manuales que, por su naturaleza, marcan la superficie de cada tabla haciéndola distinta de todas las demás. De esta forma, un suelo de madera adquiere el uso de la palabra y puede narrar una antigua historia hecha de pasión, artesanías aplicadas y respeto por la naturaleza.